viernes, 8 de octubre de 2010

Fe de erratas

Hoy os voy a contar una historia, pero no un cuento, ni una historia de amor… hoy os voy a contar una historia real como la vida misma. Una de esas historias que te persigue allá donde vayas.

Algunos ya sabéis que, aunque mis conocimientos sobre economía no son demasiado grandes, me gusta escribir sobre el tema. Y también tengo que decir que es un tema que me tomo muy en serio, por lo que procuro no cometer demasiados errores. Sin embargo, el desconocimiento de algunos detalles importantes me obliga a realizar muchas rectificaciones.

Afortunadamente lo que desconozco sobre la economía, lo compenso con algo de matemáticas, sociología, sicología y algo de ciencia política. Y aunque en estos temas también soy un principiante frente a matemáticos, sociólogos, etcétera, se un poquito más de lo que saben, e incluso de lo que deberían saber, la mayoría de los economistas que saturan Internet y también la prensa escrita. Aún así los errores que he cometido, sobre todo en el pasado son de bulto.

Pues, bien, hace unos cuatro años escribí un artículo sobre Milton Friedman. Lo hice en un momento en que la gran multitud de web’s neoliberales y “absurdoeconómicas” despedían a esta figura como si de un dios se tratara. La cuestión es que estaba rabioso por esta circunstancia y cargue las tintas sobre todo lo malo que había hecho este individuo. Pero aquello no estuvo demasiado bien. Porque es cierto que él fue el padre del neoliberalismo que tantas desgracias nos está trayendo en la actualidad y que apoyó a Pinochet en la explotación del pueblo chileno, pero también lo es que un buen día dio la espalda a todo aquello. La auténtica realidad es que debieron ser los neoliberales los que tenían que haberle criticado, porque el día que maduró sus teorías económicas se dio cuenta del desastre al que nos llevaba esa nueva forma de entender las teorías capitalistas. Los últimos años de su vida se los pasó aconsejando a los gobiernos con ideas bastante alejadas de lo que proponía su filial Escuela de Chicago e incluso el FMI.

Pido perdón por obviar deliberadamente en aquel texto al Milton Friedman de los últimos años que, aún lejos de las tesis que podían salvar al mundo, si se había alejado del capitalismo conspirador o el neoliberalismo letal.

Pido disculpas, sobre todo, porque aquel texto incompleto hoy está en todas partes y se ha convertido casi en un icono. En su momento yo lo publique en uno de mis blog’s, pero pronto fue citado en un artículo de la red “monografías”. Tiempo después ha sido copiado en una docena de web’s e, incluso, ha sido citado en un libro.

Siempre desee que uno de mis artículos alcanzara una gran relevancia, pero curiosamente cuando lo he logrado me doy cuenta de sus fallos. Sirva pues este texto a modo de fe de erratas, aunque no pienso descolgarlo, pues a pesar de ese error final, sigo convencido de que el resto de aquel artículo refleja una visión del mundo suficientemente real como para tenerla en cuenta. Aún así me comprometo a rehacer el citado artículo, con datos más exactos, en un futuro no muy lejano.